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domingo, 26 de agosto de 2012

BORRACHOS Y AMIGOS PARA SIEMPRE

Una noche llega en ambulancia un paciente al que le acompañaba otro que entró corriendo y gritando en urgencias:
-         ¡Mi amigo Pablo está muerto! ¡Está muerto!
   Fuimos corriendo porque su voz sonaba muy angustiada. Cuando llegamos, lo primero que vimos fue la cara escéptica de la enfermera.
-         No hay apuro, sólo está borracho.
-         No es verdad, él no bebe. Está muerto...- decía el acompañante, que también parecía estar “contento”.
      El olor a alcohol nos llegaba claramente y el paciente dormía tan tranquilo boca abajo en la camilla, por lo que su cara no se veía del todo. Sus ronquidos acompasados no nos indicaban ningún dato de gravedad. Decidimos dejarlo durmiendo la “mona” en el box y revisamos su documentación para tomarle bien los datos. Al sacar el documento de identidad, vimos que tenía pasaporte americano y que no se llamaba Pablo.
-         Oye- le dijimos al acompañante-, en su pasaporte pone John Smith  y que es de Nueva Jersey.
-         No, no, es Pablo, mi amigo; lo que pasa es que viaja mucho a América.
      Durante toda la noche se oían los ronquidos de Pablo y los lamentos de su amigo por todo el servicio de Urgencias. De vez en cuando, se acercaba al control de enfermería y nos decía:
-         Está muerto, me estáis engañando-...
-         Que no, que está borracho- repetíamos todos a coro.
-         No es posible, porque él no bebe.
-         Entonces, ¿es abstemio, como tú?- le decíamos irónicamente
-         Si, si... nunca bebe, como yo.
  Toda la noche con la cantinela: ¡está muerto, está muerto...! Ya no le hacíamos ni caso, cuando de repente Pablo se despertó y se sentó en la camilla, con los ojos legañosos y cara de extrañeza.
-         ¡Buenos días, Pablo! ¿Cómo estás?
Pablo nos miró y dijo con un acentazo americano de película de acción:
-         ¿Ri-va-da-bia?
    Le decimos al “plasta” que su amigo se ha despertado y cuando lo ve, exclama con enfado y como echándonos la culpa:
-         ¡Tú no eres Pablo!
        El americano estaba en Ribadavia en la fiesta de la Historia y, sin saber cómo, apareció en la puerta de una discoteca a 50 km de Ribadavia con una borrachera de órdago. El otro pasa por allí, lo ve tirado y piensa que es su amigo Pablo, llama a una ambulancia y lo trae al hospital. Cuando se lo explicamos a John, se sorprendió mucho de que un desconocido se hubiese preocupado por él y le daba las gracias vehementemente.
-         Thanks man. I´m grateful...- le decía mientras le daba un gran abrazo.
Al final, se fueron a desayunar juntos a la cafetería, encantados de haberse conocido y quiero pensar que se hicieron amigos, fueron felices y comieron perdices.

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