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lunes, 29 de octubre de 2012

¿A USTED QUIEN LE PUSO ESE NOMBRE?


Nota: los nombres que aquí figuran no son los originales, pero las historias son absolutamente verídicas.

                Una persona que se dedica a la ciencia necesita mantener siempre activa su curiosidad para conocer el porqué de las cosas. La mía está tan activada siempre que, en ocasiones, tengo que cortarme un poco porque parezco Agatha Christie tratando de resolver un asesinato en lugar de un médico diagnosticando una enfermedad. Una de las cosas que más estimula mi curiosidad son esos nombres horribles que los padres ponen a sus hijos sin pensar que luego tendrán que cargar con ese estigma toda su vida. En el colegio, sus amigos no le pondrán mote: éste ya se lo pusieron sus padres al nacer. En el trabajo y entre sus vecinos no podrá pasar desapercibido, porque su nombre, al decirlo, siempre provocará una media-sonrisa.
    En una ocasión ingresó una señora en mis camas que se llamaba Rudesinda. Semejante nombre despertó mi curiosidad científica y me hizo preguntarle por qué se lo habían puesto sus padres.¿En qué estaban pensando?.
- No fueron mis padres, fue mi madrina. Tenía dieciséis ahijadas en el pueblo y a todas nos puso Rudesinda, que era como se llamaba y decía que le gustaba mucho su nombre. ¡Ay amiga!, pero a su hija no le puso ese nombre que tanto le gustaba. A su hija le puso Carmen -dijo con evidente enfado-. Si tanto le gustaba el nombre, que se lo hubiese puesto a su querida hija. 
Hay que ser... Ponerle a las dieciséis ahijadas el mismo nombre, y ¡qué nombre!.

    Otro día vi que me había ingresado una paciente que se llamaba María Caledonia. Mi imaginación se desbordó.¿Habría nacido en ese país? ¿Se lo habría puesto su padre porque había viajado allí o habría alguna santa en el martirologio romano con ese nombre? No podía mas; tenía que preguntarle.
- Y a usted, ¿por qué le han puesto este nombre?
- ¡Buff!, esto es una historia...
- Cuente, cuente...
- Cuando yo nací, mi padre pensaba que sería niño y tenía el nombre muy pensado.  Estaba tomándose algo en el bar del puerto y le fueron a avisar: -fulano, ha sido niña-.
No tenía previsto este contratiempo. Sus amigos empezaron a preguntarle: -¿Cómo le vas a poner?-. Él no tenía ni idea y los amigos del bar, impacientes, iban dando cada uno su opinión acerca del nombre: Carmen, Josefa, Pilar...  Salió del bar, respiró hondo y vió que estaba atracando un barco en el puerto. El barco se llamaba Nueva Caledonia. Entró en el bar y dijo: -ya está; le voy a poner María Caledonia-. Y aquí estoy...

sábado, 20 de octubre de 2012

PREGUNTAS SIN RESPUESTA EN MEDICINA

La historia de la humanidad está plagada de preguntas inicialmente sin respuesta y que poco a poco han ido teniendo una explicación lógica. Lo que antes era oscuro, se ha ido aclarando progresivamente y lo que nuestros antepasados atribuían a “meigas”, embrujos y “males de ojo”, hoy te lo explica hasta un niño de primaria. Ante las preguntas de mis pacientes suelo saber más o menos qué contestar, porque ya llevo unos años en esto y se las he oído antes a otros pacientes o familiares. Pero existen tres que siempre desconciertan y que es crucial saber responder porque te juegas tu prestigio de galeno. La primera la pongo en gallego porque creo que en ninguna otra parte de España hacen esta pregunta así. A saber:
1- E isto, ¿de onde ven pendido? Es decir, “y esto que me pasa, ¿de qué depende?”. No están pidiendo una explicación exhaustiva “fisioanatomogeneticopatológica”, sino algo tan simple como poder echarle la culpa al tabaco, al alcohol, al frío, al cambio de tiempo o a un catarro que tuvo hace cuarenta años y que, al parecer, quedó “mal curado”. Yo casi siempre le cargo el muerto al tabaco, que ya se sabe que tiene muy mala prensa y así les doy argumentos a esas pobres fumadoras pasivas que llevan cincuenta años con un marido fumador.

2- La segunda pregunta hace referencia al cáncer y la suele formular gente mayor. Les estás dando toda clase de explicaciones y cuando crees que te han entendido, te dicen:
-Entonces, ¿el cáncer que tiene es macho o hembra?
La primera vez que lo oí me quedé alucinada mirando a la mujer de un paciente con cara de “no sé de que me hablas”. Me lo tuvo que explicar ella.
-          Si es macho es que se puede hacer algo, pero si es hembra es que tiene “hijos” (metástasis) y ya no hay nada que hacer.
Desde luego, la sabiduría popular es impresionante y clarificadora.

3- Y ya por último, esa pregunta que en algún momento hemos sufrido  todas las mujeres que nos dedicamos a esto. Después de hacer una historia clínica completa y haberles explorado todo (incluido un tacto rectal), y haberles dado toda clase de explicaciones sobre lo que les pasa y el tratamiento que tienen que tomar, ellos van y hacen la pregunta del millón:
            - Muy bien señorita todo lo que me ha dicho, pero, ¿el médico cuándo va a venir a verme?
¡Cómo describir la cara que ponen cuando les dices: el médico soy yo!

domingo, 14 de octubre de 2012

CONFIANZA CIEGA



Mis pacientes son entrañables, amables, graciosos, simpáticos… pero siempre se guardan un “as en la manga”, como buenos gallegos. Yo, como soy autóctona, suelo entender las vueltas que dan, a dónde quieren ir y si van…o vienen. Pero a veces me pillan fuera de juego, o como decimos en Galicia: “en la berza”.
Así, sucede que ingresa por ejemplo un paisano por un problema respiratorio. Está una semana a mi cargo y todos los días le veo, le ausculto, le explico cómo va…Todos los días charlamos un rato y me entero de cómo se llama su mujer, sus hijos, sus nietos, su perro, su comida favorita, cuándo son las fiestas de su pueblo a las que de paso me invita, la emisora de radio que escucha, en qué trabajó cuando era joven y todas la enfermedades que tuvo desde que nació, aunque fuese un simple grano. En fin, confianza total, pienso yo ingenuamente. Una semana da para mucho y mi curiosidad es insaciable. Va mejorando, nos hacemos casi amigos y llega un día en que ya respira perfectamente. Creyendo que le voy a dar un alegrón le digo:
-         Bueno, don Fulano, está usted muy bien. Mañana se va de alta.
Entonces me mira, frunce el ceño y me contesta:
-         Y entonces, este dolor que tengo en la pierna ¿de qué es?
¿Qué dolor?, ¿qué pierna? Nunca me ha dicho nada de ninguna pierna dolorida. Me sé todo de él y de su familia y nunca he oído nada de ninguna pierna. Trato de respirar profundo y mantener la calma:
-         Pero, ¿usted no vino porque no respiraba?
-         Bueno, sí. Pero yo vine con la pierna mal y me voy exactamente como llegué o aún peor.
-         Pero si está muy bien de la respiración. Si puede subir y bajar el Everest sin sherpa y sin oxígeno.
El remate suele ser la mujer, que invariablemente pone el broche final y sentencia:
            - Pues yo, así como está no me lo llevo.
            - ¿Pero desde cuándo tiene mal esa pierna?
            - Bueno, hace cuarenta años tuvo un accidente laboral…

Si no fuese por lo que me río con ellos, a veces me entran ganas de…

viernes, 12 de octubre de 2012

CRONICAS DESDE LA BAÑERA


 

Como todos sabemos desde pequeños, una bañera es un recipiente donde uno se mete y se toma un baño. Desde la aparición de las primeras bañeras que están datadas en el 1.800 a.d.C. en Babilonia, éstas han cambiado la forma, los materiales, la ubicación… pero su uso sigue siendo el mismo: llenarla de agua, sumergirse y darse un baño más o menos largo. Algunas personas le han encontrado utilidades variadas: lo mismo sirve para lavarse que para meter unas plantas y regarlas con la ducha como si les cayese una lluvia tropical, o unas tortuguitas que deben pensar que aquello es el océano, o unos zapatos...
Sí, sí, unos zapatos. Cuando era estudiante, un día llegué a casa y me encontré la bañera llena de zapatos del número 45. Vivíamos 5 chicas y la que más número usaba era yo y calzaba el 39. Eran del novio de una de las que vivía conmigo y se los había traído para limpiárselos “bien” porque él no sabía. Ni que decir tiene que salieron los zapatos volando de la bañera y por poco se los tiramos por el balcón.

 La semana pasada acudió un paciente por picor muy intenso por todo el cuerpo desde hacía dos semanas. Venía lleno de rascazos y arañazos por piernas, brazos, abdomen…con la piel enrojecida. Parecía que se había caído en unas zarzas y revolcado bien a gusto. Le pregunto:
-         ¿No ha ido a su  médico de cabecera ?
-         Sí, fui hace unos días.
-         ¿Y qué le dio?
-         Bueno, no llegué a entrar porque me dijo una vecina que me metiese en la bañera a medio llenar, que le echase 6 cucharadas de Maizena y que me quedase allí de remojo por lo menos una hora. Toda la semana lleno de grumos y el picor no se me pasó.
Me lo imaginé llenando la bañera, yendo al super a por la Maizena y contando las cucharadas escrupulosamente -una, dos, tres...-, removiendo el agua con sus grumitos y poniéndose a remojo. Y así, 2 semanas de engrudo por toda la piel. Si por lo menos le hubiese echado 2 huevos y un poco de levadura, le habría salido un bizcocho.

sábado, 6 de octubre de 2012

CRÓNICAS TRAUMATOLÓGICAS


Por la especialidad de traumatología acabamos pasando todos en algún momento de nuestra vida. Es posible que nos libremos del endocrino, del otorrino, del dermatólogo, del cardiólogo… pero, ¿quién no se ha roto algún hueso de pequeño? Después, a medida que vamos cumpliendo años, ¿a quien no le ha dolido la espalda alguna vez? Y cuando seamos viejecillos será la cadera, la columna, el desgaste de rodilla… ¡Hay tantos huesos en el cuerpo!
Hay gente que los temas de huesos los solucionan con una visita a lo que en Galicia llamamos “compoñedor” que viene siendo un listo del pueblo que un día dijo que sabía arreglar huesos y tendones, sin título que lo acredite y que monta una consulta donde te da unos masajes y te saca una pasta de dinero (todo en negro, of course). Por supuesto dice que cobra “la voluntad” y generalmente las colas de gente le dan varias vueltas al chiringuito. Después, si el mal no se soluciona, acaban yendo al traumatólogo. En la foto tenéis un ejemplo real. El cartel es muy atrayente para el tipo de clientela que buscan estos sujetos y la casa con sólo ladrillos, uralita en el tejado, plástico azul y malla metálica es un buen ejemplo del “feísmo arquitectónico” que demuestra que el dinero lo tiene debajo del colchón o invertido en un chalet bien lejos, donde nadie le conozca.
Esta semana pasó por urgencias un paisano al que le dolía un tobillo.
-¿Qué tobillo le duele?- le pregunta la médico de urgencias para pedirle la radiografía.
- El izquierdo-, dice mientras señala la pierna derecha.
- El tobillo derecho entonces.
- No, no. El tobillo izquierdo en la pierna derecha.
- No puede ser- le explicaba mi compañera. -Hay dos piernas: la derecha y la izquierda, con sus correspondientes tobillos derecho e izquierdo.
- A mi me duele el tobillo izquierdo- vuelve a repetir, señalando la pierna derecha.
Aquel diálogo se convirtió en un capítulo de Barrio Sésamo enseñando dónde estaba la pierna derecha e izquierda y el tobillo derecho e izquierdo, así como la imposibilidad metafísica de que el tobillo izquierdo estuviese en la pierna derecha y viceversa. Sin embargo, el paciente seguía insistiendo tozudamente, hasta que la doctora le pregunta:
-         Pero usted, ¿cuántos tobillos tiene?
-         ¡Cuatro!,-dice enfadado por la falta de conocimiento anatómico más elemental. -¡Cómo todo el mundo!
En vista de los hechos, creo que este es un buen caso para el “compoñedor”, ya que si tiene cuatro tobillos puede repartir: dos por la sanidad pública y dos para el tema privado