Ya lo decía Goethe: "La noche es la mitad de la vida, y la mitad mejor”. Eso mismo pienso yo de las guardias: las mejores anécdotas médicas suceden siempre por las noches. Es habitual que las consultas más inverosímiles se produzcan por “la nuit”. Parece que el tiempo se hace más largo, los dolores más fuertes, la depresión empeora y los síntomas más banales son causa de muerte inminente. Y claro, ¿a dónde vamos a ir?. A urgencias, of course. Y así, llegan casos “interesantísimos” como el de aquel que venía con su amigo a las 3 de la madrugada, veinteañeros los dos y ambos con cara de circunstancias.
- ¿Por qué venís a urgencias?- les pregunto.
- ¿No lo ves?- me dice el amigo.
- Pues no.
- ¡Que le ha dejado la novia y está muy mal!.
- Ya, ¿y?.
- Tendréis que darle algo, o si no ¿para qué estáis?
Pues eso, ¿para qué estamos?. Me sentí como Elena Francis en su famoso consultorio, dando consejos a sus queridas amigas. Yo le escribiría una carta a su ex-novia. ¡Querida amiga!: no puedo estar más de acuerdo contigo con respecto al hecho de haber dejado al pánfilo de tu novio. Y aprovechando la coyuntura, puedes mandar a paseo al “berzas” de su amigo. Atentamente, Elena Francis. Consultora sentimental.
Pobriño, poderíaslle dar un tranquimazín...
ResponderEliminarO que lle dei foi vía...
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