La reanimación básica, que consiste en el masaje cardíaco y el llamado boca-a-boca, debería estudiarse en los colegios en lugar de otras muchas tonterías que no sirven para nada. Si esto fuese así, no podría estar escribiendo esta crónica digna de película almodovariana. Ayer, vi a una paciente había sufrido una electrocución al mover unos cables de un congelador. Del fogonazo, cayó al suelo inconsciente y el primero que la encontró fue su "futuro yerno" que me relató lo sucedido.
- Oí un ruido muy fuerte y fui corriendo; me la encontré sin conocimiento en el suelo, así que la tuve que reanimar.
El "futuro yerno" es uno de esos hipsters de barba negra poblada, y por un momento pensé que en el boca-a-boca la señora habría tragado miles de pelos. Así que le pregunté:
- ¿Le hiciste el boca-a-boca?
- ¡Uy, no!- contestó con cara de asco delante de la "futura suegra"- le di "bofetadas" hasta que empezó a boquear. Al principio, cada treinta segundos hacía un intento de respirar y cuando vino la ambulancia ya era más regular.
Con este método que usó para que la suegra recuperase la respiración, no me atreví a preguntar si le había hecho masaje cardíaco, por miedo a la respuesta. Salió de la habitación y continué hablando con la "futura suegra". Decidí interceder por él porque, aunque estaba muy satisfecho con su hazaña, parecía que la suegra no lo estaba tanto.
- Mujer-, le dije- le salvó la vida. Yo creo que ha hecho méritos.
- ¿Me salvó la vida?- preguntó con ironía-. Lo que me dio fueron unos buenos sopapos. Dice que quiere casarse con mi hija pero no sé yo...